lunes, 16 de noviembre de 2009

Bach en el pedestal

La música, sólo la música, consigue a veces lo que nada más puede: que se levante la imaginación, volátil y feliz, despreocupada, desligada de la vida que nos acobarda y nos silencia. Mañana me silenciaré de nuevo, pero ahora Bach llena la noche y acompaña; una compañía humana, un sentimiento de pertenencia a algo: a Bach, al menos, porque Bach es una idea cultural, tan rica y tan plena, y disfrutar de eso que llamamos Bach un acto tan significativamente cargado, que se convierte en feliz por especial y diferenciado. Es lo que tienen los mecanismos de distinción...

A Bach no le pasó como a Vivaldi o al canon de Pachelbel, que el gusto vulgar se los apropió, no, no, no, a Bach todavía nos lo ponemos en la boca para resarcirnos de la vulgaridad del mundo.

Y podemos.


1 comentario:

Ana dijo...

Oh, Dios mío! Cuanto más miro este graffiti, más sexy encuentro a Bach! Cómo ha podido ocurrir semejante retruécano cultural... "sexualizar" al mismísimo Bach?!? Este hombre está ya en la categoría de "these charming men"...

:D