domingo, 21 de marzo de 2010

El rojo y el negro


A las poetas les gusta hablar de la sangre, lo rojo: el vientre que se rompe, deshecho en coágulos… menstr-menstr-uando-ación. Les sienta bien, como a otros el vaso de alcohol y la puta en el colchón. Les gusta calibrar cuánto duele y calcular los gramos de ibuprofeno que hacen falta para matar el dolor; decir de la mancha roja que absorbe con impotencia la compresa o del tapón que contiene la marea. Sale de mí, va de mí, soy yo… rojo en el inodoro.

(“dantesco”, dije la primera vez, con una mezcla de espanto y de normalidad asumida – una premonición de la rutina – yo era muy libresca)


No sé por qué nunca hablan de lo más importante. Antes del rojo, los días en negro. El borde de la existencia.

(a las poetas nos gusta hablar de la sangre, lo rojo… nos sienta bien… etc.)