domingo, 27 de febrero de 2011

Marcas

Staple Bullets, fotografía de crysta_ling (Todos los derechos reservados)

Mi primera marca (o la segunda, pero la primera fue un acto de autoafirmación -esta también, es verdad). Otros se cogen la borrachera de sus vidas, se echan a caminar, se ponen al borde de la existencia: son sus maneras de simbolizar los cambios de estado, el paso del tiempo, o son simplemente unas extrañas ganas de regenerarse. Nada cambió, es cierto. Clac, hizo, como una grapadora en mi oreja, dos segundos o tal vez sólo uno. Un dolor puntiagudo, breve y aséptico. La nariz ensanchada momentáneamente por los efluvios del alcohol. Ya está, señorita. Tiene usted un agujerito nuevo en su cuerpo. Traspasada.


Es verdad que con cada segundo que pasa se banaliza; y al final, el momento más verdadero, más profundo o auténtico fue sólo ese microsegundo, fragmento de tiempo -ya pasó, ya pasó- escaso para degustarlo, para saborear el dolor. Clac, como una grapadora. Grampante.


Lo recordaré siempre, sin embargo. Será "mi agujero de": conmemorativo. La ocasión lo merece. Esa es la razón de que no pueda hacerme otro agujero de momento. Cada uno ha de tener su tiempo; la superabundancia sólo resultaría en su trivialización. No puede ser trivial traspasarte el cuerpo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Florecer

Rose, fotografía de Cieleke (Algunos derechos reservados, bajo licencia Creative Commons 2.0)

"Suffering is unnecessary. But one has to suffer before he is able to realize that this is so. It is only then, moreover, that the true significance of human suffering becomes clear. At the last desperate moment--when one can suffer no more!--something happens which is in the nature of a miracle. The great open wound which was draining the blood of life closes up, the organism blossoms like a rose. One is "free" at last, and not "with a yearning for Russia," but with a yearning for ever more freedom, ever more bliss. The tree of life is kept alive not by tears but the knowledge that freedom is real and everlasting".
Henry Miller, Plexus.

[El sufrimiento es innecesario. Pero uno tiene que sufrir antes de ser capaz de darse cuenta de que eso es así. Es sólo entonces, además, que el verdadero significado del sufrimiento humano se vuelve claro. En el último desesperado momento -¡cuando uno no puede sufrir más!- algo sucede que tiene la naturaleza de un milagro. La gran herida abierta que drenaba la sangre de la vida se cierra, el organismo florece como una rosa. Uno es "libre" al fin, y no "con un anhelo de Rusia", sino con un anhelo de siempre más libertad, siempre más dicha. El árbol de la vida se mantiene vivo no por las lágrimas sino por el conocimiento de que la libertad es real y eterna.]