domingo, 19 de abril de 2009

Bailar, en el mundo de Austen

Son momentos en suspenso, la mano enguantada flácida a los costados, el cabecear indolente a los compases de la música, el microsegundo de esperaqueteespera cuando el corazón se sube a la boca como se suele decir abocados a la resolución del momento: la experiencia, el transcurrir, por poner límites: aquí empieza algo, cuando estalle la música -ahora sólo está calentando cuerdas, ensayando-se, cuando estalle la música, de repente

la mano enguantada tensionada la caricia rígida de la seda y luego te aprieta te aprieta pero no, te coge la mano delicada-mente enchanté enchanté por la punta de los dedos cuando estalla la música y comienza el baile.


Que no estalla, se escurre, la música como un arrastrar de pies blandamente enzapatillados arrastrar de vestidos por la sala arrastar de cuerdas de tripa de mamífero arrastrar de palabras encorsetoconversacionales y vaivén de cuerpos ensedados, entallados, y cruzar de pies y descruzar miradas cerca-lejos cerca-lejos próximo tan próximo -lejos.



La escena del baile en Netherfield, Pride and Prejudice (miniserie de la BBC, 1995)

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