lunes, 2 de agosto de 2010

Notas sobre Lorca I (o Enseñar o Un gusto inesperado por la "verdad")

bernarda Alba, acto 3, de ***cha (Todos los derechos reservados)

Mis niñas, si leemos esta historia vamos a salir de ella temblando, o peor: como si nos clavasen un cuchillo, y no nos lo podremos quitar, no, no. Con el dolor de una verdad que no se puede decir: una verdad sobre nosotras y nuestra posición en el mundo, que nos cuesta saber y decir; y ha venido un hombre a estampársela a la cara al sistema cultural, un hombre de los márgenes, claro está. Cómo si no iba a saber esa verdad, que no necesitamos que sea expresada más que así. Cuando el libro acaba y la palabra queda reverberando dolorosamente -virgen, virgen- con todas sus aristas de labios a garganta, raspándose de dentro afuera, casi que hace daño al tragarla por fin: virgen.

Pero mis niñas no lo entenderán con toda su contundencia, no pueden. Sólo vislumbrar la superficie y sentir los ecos de la verdad por sus efectos. Mejor así. Ya tendrán tiempo.

3 comentarios:

Ana dijo...

Estoy realmente obsesionada con el teatro de Lorca. Mi entusiasmo es directamente proporcional a la manía que le tenía (demasiado pedestalizado el hombre: eso siempre me causa rechazo). ¿Está "mal" decir que le tenía manía a Lorca?

Por cierto, observo que periódicamente me gusta ensuciar el blog con un borrón rojo. ¿Los días rojos o los días negros?

Tomás Rivero dijo...

No está mal decir que le tenías manía a García Lorca. No. Buñuel y otros amigos se lo dijeron de sus poemas para señoritos y del cabreo que cogió se largo unos meses a los Estados Unidos y volvió con un libro de poemas hermoso como él solo: Poeta en Nueva York.
Ahora no puede oírte, pero seguro que no se enfadaría. Por cierto; ¿dónde estará Federico?.

Tomás Rivero.

Ana dijo...

Sabes, Tomás, más que "manía" a él o a lo que ha escrito, era por la imagen que se transmite de su persona y de su obra. A veces hay que leer y punto, y evitar que te lo "lean". Y cuando estás "dentro" de lo escrito es cuando sucede todo lo que verdaderamente vale la pena. Los intentos de explicación en esos casos no suman necesariamente.