jueves, 21 de abril de 2011

Lo que una artista siente

Wanda Gag holding artist's palette, fotografía de la colección de la Minnesota Historical Society (Todos los derechos reservados)

"But now while she still looked, Mr Bankes had done. He had put on his spectacles. He had stepped back. He had raised his hand. He had slightly narrowed his clear blue eyes, when Lily, rousing herself, saw what he was at, and winced like a dog who sees a hand raised to strike it. She would have snatched her picture off the easel, but she said to herself, One must. She braced herself to stand the awful trial of someone looking at her picture. One must, she said, one must. And if it must be seen, Mr. Bankes was less alarming than another. But that any other eyes should see the residue of her thirty-three years, the deposit of each day's living, mixed with something more secret than she had ever spoken or shown in the course of all those days was an agony. At the same time it was immensely exciting.

(...)

She stopped; she did not want to bore him; she took the canvas lightly off the easel.
But it had been seen; it had been taken from her. This man had shared with her something profoundly intimate".
Virginia Woolf, To the Lighthouse

Amateur artist at work at easel, fotografía de la colección de la Minnesota Historical Society (Todos los derechos reservados)
[Pero ahora, mientras todavía miraba, Mr. Bankes lo había hecho. Se había puesto sus gafas. Había dado un paso atrás. Había levantado su mano. Había estrechado ligeramente sus claros ojos azules, cuando Lily, despertando, vio qué estaba haciendo, y se estremeció como un perro que ve una mano alzada para golpearle. Hubiera arrancado su pintura del caballete, pero se dijo a sí misma, Una debe. Se preparó para soportar la desagradable prueba de alguien mirando su pintura. Una debe, dijo, una debe. Y si debe ser vista, Mr. Bankes era menos preocupante que otro. Pero que cualesquiera otros ojos pudiesen ver el residuo de sus treinta y tres años, el depósito de la vida de cada día, mezclado con algo más secreto de lo que nunca hubiese hablado o mostrado en el curso de todos aquellos días era una agonía. Al mismo tiempo, era inmensamente excitante.
(...)
Se paró; no quería aburrirle; quitó el lienzo con ligereza del caballete. Pero había sido visto; le había sido arrebatado. Este hombre había compartido con ella algo profundamente íntimo.]

No hay comentarios: