A Esteban Casas, pues regresamos juntos aquella vez
Y entonces sentí un calor en las mejillas como nunca había sentido: una picazón en la epidermis que subía hasta los ojos para reventarlos de humedad. Me escapé y pensé: todo está perdido -y yo pedí, supliqué jamás jamás…
Por supuesto que volvimos, dijo Biedma; esa es la verdad que destilamos como aplicados lectores: siempre se vuelve. O se regresa más bien. Lo otro son incursiones, escapes, en ámbitos desconocidos, o no propios, por ser más exactos. Se quieren rememorar; se quiere ir más lejos todavía y hacerle violencia a la "realidad", provocarla, accionar.
Pero él, lo diré ya por última vez, está hecho de palabra, para aquellos del mañana…
Amén.
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