"Ay Abril, tu dulce retorno me causa un dolor mayor del que soy capaz de expresar..." Hélas Avril, de Matteo da Perugia. Interpretado por el Huelgas Ensemble, dirigido por Paul Van Nevel.
Hélas Avril cuando llega como una promesa que no se cumple, no se va cumpliendo -ya lo sabían: pero es duro comprobar que Abril avanza con su cadencia de pasos marcados, su de-cadencia caprichosa de días brillantes, primaverantes, exultantes de claridad -azul en la retina, hierba y flores en la nariz; mentiroso, otros días son fríos a traición, grises del mar y de la orilla del tiempo, con la melancolía salvaje de la rompiente. Sin embargo, hace mucho que no ven el mar, parece mentira: la orilla de la playa es un recuerdo de otras edades, cuando el tiempo y la vida son promisorias a su manera, como si no pasase nada así pasan -no pasa nada, no pasa nada: todo llegará. Luego descubrieron que maldito Abril, maldito Abril, fue Eliot, lo juro, fue Eliot quizás el que primero los puso sobre aviso; pero detrás estuvieron siglos de cultura occidental, siglos de cultivo del romanticismo y del alma individual: amorosamente cortésmente maldijeron Abril antes hermosas canciones que se mecen como las olas cuando son pacíficas. Y cuántas innumerables veces desde entonces, cada vez que un corazón se ha partido siguiendo los dictados de nuestra concepción del amor, cuántas veces se habrá maldecido Abril, sólo porque es cruel desde que lo dijo Eliot, sólo por ser cruel, qué idea más absurda, pero qué poderosa, sólo por ser cruel. Y ella leyó a Eliot con aplicación y amor, y se lo creyó: April is the cruellest month, es lo que suele pasar. Y él también conoce de Abril y su crueldad, pero no se lo creyó tanto. Es por eso que, a la hora de maldecir algo, ella maldice Abril, y él si acaso la mala suerte, la desidia de algún otro, o a uno mismo, por poner sus miras en lo que sabe que no se puede alcanzar. Y ella escuchó además maldecir a Abril con un lamento cantado, el lamento del desamor complacido en sí mismo. Es el amor tan egoísta que incluso se complace en su mala fortuna: pero no, son los amantes los que son tan egoístas, capaces de adorar su mala fortuna, porque quemarse en las brasas del propio fuego, eso queda tan bonito cuando uno se mira en el espejo. Oh, estilismos de la conciencia.
Y este Abril pasa como todos los demás meses, más rápido de lo que uno cuenta. Y el ritmo de los días se acompasa a la lógica de las estaciones. No pasará nada demasiado malo. Una vez que, sólo una vez que… los sentimientos dormidos durante el invierno sean despertados de nuevo –ese momento traumático- reconocerse en amor, mixing memory and desire, dolerse por el desamor, dolerse, dolerse… cadenciosamente, como en la música.
¡Maldito Abril! ¡Maldito Abril!